Ahí va una de abuelo cebolleta.
Viví en primera persona el desarrollo de la telefonía móvil en mi ciudad.
Fui propietario de una tienda del ramo.
Supongo que al principio todo llegaba con unos meses de retraso respecto a las ciudades importantes del país y un poco más de retraso con respecto a otras capitales europeas.
Los equipos eran al principio muy voluminosos, caros y no estaban exentos de problemas de comunicación.
Del formato maletín y sus 8kg, al teléfono portátil con 6 horas de autonomía “en espera”.
De la comunicación analógica al GSM digital.
De artículo exclusivo, al fenómeno de masas.
Del monopolio al “mercado maduro”
A pesar de la incredulidad de los asistentes a aquel congreso en Girona, alguien vaticinó (en parte) hace más de 20 años el uso que hoy hacemos de la “telefonía” (si se puede llamar así).
Y es admirable, porque en aquellas jornadas con fabricantes, y operador (sólo había uno) los usuarios que nos mostraban en aquellos videos eran adolescentes, que intercambiaban mensajes, se hacían videollamadas e interactuaban con lo que para ellos era una herramienta natural.
Admirable porque en aquella época el ancho de banda era limitadísimo, los datos alcanzaban precios prohibitivos, los terminales tenían un coste muy alto para lo que ofrecían y su uso no era para nada popular.
Como una imagen vale más que mil palabras, voy a mostrar el principal motivo de escepticismo
Esta es la cobertura prevista para 1990 (al inicio del despliegue)
¡Quién apostaría por que llegaríamos hasta el punto en el que hoy nos encontramos!
*La imagen, bajo licencia CC tomada de https://www.ccapitalia.net/galeria/main.php