Hace eones, Sergio hablaba de coches amarillos; coches amarillos que aparecían por doquier.
También se habla de un supuesto síndrome del coche azul, aunque la experiencia de Sergio es más interesante, porque propone que empecemos a entrenar nuestra atención.
Recibimos a diario millones de estímulos (hay fuentes que hablan de millones de estímulos por segundo). Auditivos, visuales, táctiles (aquí añade los del propio cuerpos si algo te duele, molesta, si caminas, si hay viento, sensaciones de frío-calor, si te roza una etiqueta de la camisa, si te aprieta un zapato), olores …
Para no saturarse, nuestro organismo deja de prestar atención a las cosas que sabe que son así y que no aporta nada el estar pendiente de ellas en cada iteración
A este punto se llega mediante dos procesos, mecanismos, sistemas…
Uno es la habituación. Una forma de aprendizaje que nos permite dejar de atender a estímulos inútiles.
La habituación se refiere al proceso por el que, ante un estímulo repetido, la respuesta es cada vez menos intensa. La habituación se puede considerar la forma más primitiva de aprendizaje, y se da en todos los niveles del organismo, desde el celular hasta el psicológico. Un ejemplo típico se da cuando se trabaja en un ambiente ruidoso: la habituación al ruido produce que este se perciba como menos intenso de lo que es.
El otro proceso, es la “gestión de la atención”.
En este interviene una estructura complejísima de nuestro sistema nervioso. El Sistema de Activación Reticular (SAR)
El SAR decide qué información es útil para nosotros y se encarga de alertarnos: la hace visible a nuestro consciente. Difumina la información irrelevante y destaca la información relevante.
¿Y quién le dice al SAR qué es relevante y qué no lo es?
Pues, quién nos lo iba a decir, APRENDE de nosotros (bien en realidad SOMOS nosotros).
El SAR nos avisa cuando algo está relacionado con nuestros intereses, necesidades, deseos (a corto o a largo plazo)
El SAR es el responsable de alertar si ocurren circunstancias extraordinarias.
Podríamos exagerar diciendo que cada uno percibe lo que quiere o mas bien lo que su SAR le permite.
Si un estímulo está relacionado con algo que te interese, tu cerebro entenderá que esa información es útil y conseguirá que te llame la atención, si no, la dejará pasar.
El sistema activador reticular envía señales para activar o bloquear distintas áreas de la corteza cerebral según considere que aparecen estímulos nuevos o bien, estímulos familiares. Esto es importante para saber qué elementos debemos atender y cuáles ignorar en el nivel de alerta
¿Así que definitivamente podemos decidir en qué enfocarnos? ¿Basta con que me lo proponga para que algo me interese y me empiece a llamara la atención?
Si, pero sólo si el interés es genuino, real. Esto también tiene que ver con la motivación
Aprendemos por emoción. Por tal motivo, cuando algo, por la razón que sea, es importante para nostros, es decir, cuando nos involucramos emocionalmente en ello, nuestro SAR comienzará a avisarnos de todos los detalles relevantes que se relacionen con ese tema en cuestión.
El cerebro es un excelente órgano buscador de soluciones cuando tiene una meta clara, concreta, específica, detallada. Dicho de manera resumida, una vez que has programado una meta en el subconsciente esta cobra vida propia. Y esto es así porque en el cerebro se pone en funcionamiento el SAR o Sistema de Activación Reticular.
Francisco Alcaide
Como siempre entramos en la diatriba causa-efecto cuando hablamos del cerebro y su estructura. Y es que si cuando algo nos interesa nos enfocamos en ello, no tiene por qué suceder lo opuesto, que cuando nos enfocamos en algo acabe interesándonos.
Porque hablando de atención, hay muchísimas estructuras cerebrales implicadas en la atención como bien detalla este artículo
Controlarlo no es cuestión de tocar aun botón y ya.
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Extra, extra…
La formación reticular es una estructura neurológica, que aunque está formada por muchos núcleos de neurona “esparcidos por la sustancia blanca” (sic), tiene una entidad propia.
Efectivamente los gráficos que identifican las ubicaciones muestran una dispersión de grupos de núcleos reticulares por todo el tronco cerebral.
Me gusta especialmente esta ilustración del Prof Juan Pablo Peñaloza.
Todo su magnífico artículo merece una lectura o al menos una ojeada.
La formación reticular consiste en más de 100 pequeñas redes neuronales cada una con sus funciones, incluyendo las siguientes:
- control motor somático
- control cardiovascular y respiratorio
- modulación del dolor
- sueño y vigilia
- habituación <— ojo a este que es el que realmente nos importa
- Control gastrointestinal deglución – desencadenamiento del vómito
- Sistema endocrino, aunque indirectamente
Wikipedia
La formación reticular tiene conexiones aferentes y por tanto recibe información de prácticamente TODO el sistema nervioso y al mismo tiempo, tiene conexiones eferentes y por tanto envía órdenes a prácticamente TODO el sistema nervioso.
Esas conexiones emergentes, esa entidad que da órdenes, se denominada SARA (Sistema de Activación Reticular Ascendente).
Es el principal sitio de origen de todos los neurotransmisores (monoaminas) del sistema nervioso central: grupos colinérgico y monoaminérgico (dopaminérgico, noradrenérgico y serotoninérgico).”
En la práctica podría hacer que te durmieses de golpe, que el corazón se te pusiese a 100, que no notases que te están quemando con un cigarrillo… menos mal que esas cosas no suelen ocurrir sin causa aparente
Claro, todo eso es inconsciente, sucede a nivel del sistema nervioso autónomo, sin embargo el SAR, que recibe impulsos sensoriales externos (visuales, táctiles, auditivos) e internos, también puede activar la corteza cerebral, momento en el que pasamos a modo consciente.
El SARA tiene la capacidad de limitar la activación del córtex cerebral si la información se considera irrelevante.
Juega, por tanto, un importante papel en la atención, por ejemplo, el sistema activador reticular envía señales para activar o bloquear distintas áreas de la corteza cerebral según considere que aparecen estímulos nuevos o bien, estímulos familiares. Esto es importante para saber qué elementos debemos atender y cuáles ignorar en el nivel de alerta