Dejar cosas “a medias” produce dos efectos (estudiados) aparentemente beneficiosos.
(1) Una tarea inconclusa, interrumpida, se recuerda más fácilmente.
Este efecto debe su nombre a la psicóloga lituana Bluma Zeigarnik, que estudió el fenómeno por primera vez después de que su profesor y psicólogo de la Gestalt Kurt Lewin observara el efecto de la interrupción en el procesamiento de la memoria.
Bluma, mientras estudiaba en la Universidad de Berlín, observó junto con su profesor que los camareros de una cafetería parecían recordar mejor los pedidos no pagados que los que sí lo habían sido.
Esto parecía sugerir que la finalización de una tarea puede hacer que la misma se olvide más fácilmente, mientras que las tareas inacabadas podían recordarse con mayor comodidad.
Bluma puso a prueba esta hipótesis en un entorno experimental y publicó sus conclusiones en Finished and Unfinished Tasks en 1927. En su experimento, pidió a cada participante que completara una serie de tareas separadas y sencillas, pero que exigían concentración. Durante sus tareas, los participantes eran interrumpidos ligeramente por el supervisor del experimento y luego se les permitía completar las tareas restantes sin ninguna interrupción. Al final del experimento, entrevistó a cada participante y les pidió que recordaran los detalles de cada tarea que habían intentado. Los resultados mostraron que los participantes eran capaces de recordar los detalles de las tareas sin interrupción alrededor de un 90% mejor que las que se les permitía completar sin ninguna interrupción.
A. D. Baddeley llevó a cabo otra investigación, cuyos resultados se publicaron en 1963. En ella, se pidió a los sujetos que resolvieran una serie de 12 problemas de anagramas para cada uno de los cuales sólo se les concedía 1 minuto. Si no eran capaces de resolverlo en ese tiempo, se les revelaban las respuestas. Al final de la prueba, cuando se les pedía que recordaran las palabras de la solución, eran capaces de recordar mejor los ítems en los que habían fallado casi el doble que los que habían resuelto. «Se sugiere que este fenómeno es análogo al efecto Zeigarnik, pero que tiene la ventaja de producirse en condiciones fáciles de especificar y controlar», afirma el estudio. Esto apoya el hecho de que las personas tienen mejor memoria para las tareas interrumpidas e inacabadas.
(2) Una tarea interrumpida nos genera una “cuasi necesidad” de retomarla, aún sin incentivos externos.
El Efecto Ovsiankina, que fue descubierto por una colega de Bluma Zeigarnik, Maria Ovsiankina, a la que dio nombre. El Efecto Ovsiankina se refiere a la tendencia a reanudar las tareas interrumpidas en la siguiente oportunidad disponible. Ovsiankina, al investigar los efectos de la interrupción de tareas, descubrió que existe una propensión intrínseca a retomar dichas tareas donde se dejaron con la intención de completarlas. La voluntad de reanudar esas tareas obliga a la mente a recordarlas con más eficacia que las que ya están terminadas y no requieren ninguna reflexión.
Podría parecer, por tanto, que dejar las cosas a medias tiene efectos beneficiosos para el recuerdo (Efecto Zeingarnik) y para la motivación (Efecto Ovsiankina).
Evidentemente NO.
Esa “treta” puede funcionar con memoria a corto plazo:
…[Los camareros]… para hacer frente a la sobrecarga de información, aplican una serie de trucos mentales que les permiten recordar mejor los detalles. El efecto Zeigarnik es un ejemplo de ello. La información se retiene en la memoria a corto plazo recordándola constantemente. Así, al pensar en las tareas pendientes, que en este caso son las mesas sin facturar, los camareros son capaces de recordarlas mejor hasta que se pagan las facturas y los clientes se van
Pero en cuanto sobrepasemos un tiempo razonable (minutos):
No completar las tareas crea básicamente una sutil tensión cognitiva en la mente, que requiere más esfuerzo mental y ensayos para mantener la tarea en el primer plano de la conciencia
Es obvio, que las tareas inacabadas (especialmente en ámbitos laborales) producen estado similares a la rumiación, que acarrean ansiedad, trastornos de sueño, inseguridad y paradójicamente olvidos.
¿Cómo abordarlo?
Ya que tareas inacabadas vamos a tener siempre, deberíamos tener una estrategia que nos permita dejar de darle vueltas continuamente para evitar olvidos.
Un sistema confiable, que nos permita tener la certeza de que podemos retomar lo inacabado justo en el punto donde lo dejamos.
O incluso que nos permita dividir las tareas de forma que nos permitan conseguir el objetivo final en pasos fáciles de completar de una sentada.
Un método que nos garantice que nada se nos olvida.
¿Eso existe?
SI
Y se llama GTD