Habría que hacer noche a mitad de camino.
Dejando la mayoría de las cosas preparadas y madrugando un poco, podríamos cubrir los 450km de la primera etapa en un día.
Desde el asiento trasero de aquel Citroën 2 CV, el “dos caballos” todo iba más lento.
Daba tiempo a deleitarse y aburrirse viendo pasar el paisaje; los árboles que flanqueaban la carretera corrían raudos, pero aquellas montañas lejanas apenas se movían.
Contando primero los coches amarillos, luego los azules, los verdes…
Nadie tenía prisa.
El coche tampoco. Se tomaba con sosiego aquellas empinadas cuestas del Puerto de Pajares. En tercera con suerte, pero principalmente en segunda, salvo que te encontrases con un camión en plena subida, que podía complicar aún más la cosa.
A 40km/h.
Qué más da. El punto de destino iba a seguir allí.
El viaje es así. Es una parte más del proceso.
No había pérdida. Sólo había una ruta posible: la Carretera Nacional.
“Adelante hombre del Seiscientos, la Carretera Nacional es tuya” decía la canción.
Porque el 2CV no tenía radio. Cantábamos.
Cantábamos lo que sabíamos, pero también aprovechábamos para aprender (nos enseñaban) canciones nuevas.
Cantar era parte del entretenimiento aunque con frecuencia la letra no fuese precisamente para niños.
A partir de coronar puerto, todo era más fácil.
Todo llano.
Rectas infinitas.
Aquella “cafetera” llegó a marcar una vez 100km/h. Fue durante unos instantes y ayudado por una leve pendiente.
“¿Mirad, mirad: a 100!”; inolvidable.
El mapa se consultaba, claro. Pero en ocasiones bastaba con saber cómo llegar al siguiente pueblo, porque había que atravesarlos todos.
Aquello invitaba a parar, a pasear, a tomar algo, a charlar con los de aquel otro coche que tenía matrícula de tu provincia, con los lugareños.
A improvisar.
Hace poco alguien se preguntaba en un podcast cómo era viajar sin navegador GPS, con mapas de papel, sin reserva online… sin soluciones tecnológicas
Las soluciones se valoran en función del problema que ayudan a resolver.
Si no tienes un problema, no necesitas una solución.
Y en aquel momento, todo eso, no era un problema.