Quizá la frase original debería haber sido “Todo lo que se puede medir, se puede mejorar”, pero en realidad fue algo más parecido a “Lo que no se puede medir, no se puede mejorar” y eso es lo que ha calado.
De la física (William Thomson Kelvin) al liderazgo (Peter F. Druker) dicen casi idéntica frase.
En la mejora, la mejora personal, hay sin duda variables cuantitativas que son medibles.
Hay también variables cualitativas, que también en ocasiones son medibles.
Pero hay un tipo de variable que se escapa al control métrico y son las variables subjetivas.
Las variables subjetivas se pueden valorar, pero no son medibles y no admiten comparación más que con el propio sujeto, y a veces, ni eso.
Están sujetas a las expectativas que hayamos depositado, al estado de ánimo, al contexto…
Se cuantifican en valores tan personales con “es bastante”, “es suficiente” o “es demasiado” dónde no sólo cada persona puede considerar su significado de forma muy diferente a otra, sino que posiblemente para nosotros mismos tenga un valor distinto según de qué hablemos y según el día que lo digamos.
Estudié lo suficiente,
He hecho bastante ejercicio por hoy
Pongo mucho más en esta relación que mi pareja
…
Términos relativos, sin significado real, no comparables, vagos…
Sin embargo, esas valoraciones, serán las que nos lleven a tomar las decisiones que no permitan mejorar o no.
Lo subjetivo no es medible y sin embargo es lo que más condiciona nuestra decisiones y por ello, nuestro futuro.
Porque esas valoraciones son nuestras valoraciones.
¿Lo que no se puede medir no se puede mejorar?