Soy un sujeto bastante elemental.
Rallando lo simple, diría.
Tan simple que sólo tengo 2 neuronas funcionales.
Una es impetuosa, decide a la velocidad del rayo, plis plas, un poco caprichosa, le gusta la juerga y todo lo ”chungo”, con frecuencia me busca problemas.
La otra se toma las cosas con calma, le da vueltas a todo, sopesa, evalúa… un auténtico peñazo.
A veces se activa sólo la primera: genial. Pim pam pum, hecho y a otra cosa mariposa.
A veces se activa la segunda y toca esperar, una vuelta y otra y otra… hasta que decide, pero la cosa suele acabar bien.
Otras veces, se activan las dos al tiempo. O se activa una y al poco de activa la otra para jorobar. Y claro se arma el lío. Discusiones, peleas… a veces se zurran; unas veces gana una, otras veces gana la otra. Incluso en alguna ocasión llegan a un acuerdo en el que ambas ceden un poco.
Pase lo que pase yo lo acepto con deportividad y para qué negarlo, con cierta resignación. No me queda otra.
Al fin y al cabo ¿quién soy yo para entrometerme en lo que decidan mis neuronas?
¿Qué pinto yo en todo esto?